jueves, 11 de octubre de 2012

La escena del crimen

Ultimamente me sucede que vuelvo a lugares donde han sucedido acontecimientos importantes en mi vida, que, de alguna manera, han cambiado mi destino. Y me siento como el criminal que vuelve a la escena del crimen, a ese lugar donde han sucedido eventos indelebles, por lo menos para la mente del criminal, y por supuesto para la de la víctima; Y en este punto es donde no tengo claro en que lugar me encuentro.
Camino por esos pasillos con recuerdos del día de autos. La luz clara del pasillo, los asientos, las batas blancas, el malestar en el estomago y el deseo de que todas esas sensaciones no sean motivo de preocupación, hay que seguir el plan establecido. Las sillas, la pantalla de los turnos y la terrible y espesa espera. La conversación vacua útil sólo para alejar pensamientos menos vacuos, cargados de temor que intentan aludir a una fortaleza que en otros momentos siempre fue tan necesaria.
Imagino que el criminal, cuando visita por una causa u otra esos lugares debe de tener el setnimiento remoto, y ahora inalcanzable, de lo que con una decisión, puede cambiar el devenir de los acontecimientos. Quizá sea esa la diferencia esencial entre la posición de criminal en la misma escena, y la de victima; ésta útlima de ninguna manera hubiese podido escabullirse de su destino, ¿ O quizá si?. Hay detalles visuales que una victma nunca olvidará, o probablemente, ni siquiera ella misma será consciente de donde vienen esos miedos.
Sólo números que parpadean en la mente, sobre fondo blanco "LO2281" sala 209. Son pequeños detalles que traen consigo una maleta cargada de recuerdos que ni uno mismo es realmente consciente de querer reconocerlos, hacerles un hueco en el amplio espectro de la memoria recóndita. Pero ellos se establecen, como en la mente del criminal imagino, aunque con diferente connotación, diferente finalidad, y, por supuesto, diferentes consecuencias.
Un número, unas fechas, unas palabras que describen algo, no sé muy bien qué, y por supuesto que me afecta de tal manera, que en ese momento reconozco que soy la víctima de un efecto. Y también el criminal portador de la mente que dispara, que no hace prisioneros e intenta quedarse sola, a la deriva de un mar de dudas donde la calma siempre precede a la tempestad, y ésta se deja mecer por aquella en momentos de vigilia.
Y en un momento, me reconozco de nuevo, y veo que he pasado de criminal, a víctima y acto seguido me he convertido en algo que ahora mismo me es imposible describir. No tengo la sensación de culpa o del poder ferreo que conlleva ser criminal, cargado con ese martillo de decisión mal tomada; Pero tampoco siento el temor banal, el miedo insomne de la víctima pertrechada en su destino, alejada de un camino que no eligió por una decisión que ella no tomó. Me siento como el remero que surca mares plagados de tempestades que acunan calmas lejanas, como el que adivina que en su devenir puede que las olas le hundan, pero también comprende que sólo con desearlo y pelearlo, no tiene porque suceder.
Y camino de nuevo por varias escenas de crimenes cometidas en mi alma, necesarios para enderezar lo que la insconsciencia no pudo, pero la consciencia ha tenido que tomar su relevo, y cobrándose un precio: como todo crimen, nunca sale gratis.

5 comentarios:

  1. y te sientes más criminal o víctima? o es lo mismo?

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    1. Soy victima de mi propio crimen, pero nunca demasiado tarde para redimirme...

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  2. At last we are just human beings bro!!!
    Big kiss!!!

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  3. Existe un olvido (¿consciente ?)...del Amor Cosmico con mayusculas . No hay criminales, ni victimas ... ¡ solo evolución del ser humano hacia una tierra que hay que transformar a golpe de verdad, bondad , belleza y AMOR!. El sufrimiento es el aferrarnos a la mente , a los estereotipos , y a los demonios del ego que nos acosan .Ser libres sera aceptar ese Amor sublime que nos trasciende y rendir nuestras mentes ?¡ que gane el corazon !...

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    1. Totalmente, por tus palabras puedo intuir quién eres! Y por tu sabiduria mas!! Un abrazo de corazón!

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